Rompimiento de 3

- Que si me has escuchado tio. Ya estoy hasta los cojones de que no me tires ni un lazo y tu como si nada, con esa cara de que se yo que me tiene con la ostia partida todas las noches porque yo no se si es que vas a llegar o te quedaras por ahi porque no me puedes decir a esta altura que no tienes una amante. Anda mirame a los ojos y escupeme en la cara que la tienes y que te hechas polvos con ella como si fueran caramelos de esos gringos de colores. Anda, se un macho y dime de una buena vez si es que tus labios ya manosean otro cuerpo porque te juro por mi vida que si no me dices la verdad, me mato. Oscar, me mato.

Estaba al borde de las lagrimas.
Ella, no yo.
Yo estaba escondida en el baño, escuchando cada palabra y sus exhalaciones constantes. Me he logrado meter unos cigarrillos al baño y me he cubierto con una bata vieja color gris que he encontrado cuando me levante de la cama luego de que le hablara al movil para decirle que no se iba a Paris y que iba para su casa. Donde Oscar y yo, por supuesto, estabamos cogiendo.
No pudimos medir cosa alguno y ahora ella le estaba gritando y yo estaba atrapada, sin salida. Anda ya, dile la verdad.

- Querida quiero que te calmes.
- ¿Que me calme has dicho? Pero ¿Como quieres que me calme, mierda? Acaso tu crees que todo esto es una broma ¡Mira que te he dado tres o cuatro años de mi vida! Si es que contamos el tiempo que te me habias estado escapando en la universidad. Y todo ¿para que? ¿Ah? Para que una golfa ahora venga y te haga creer que eres su todo. Que bajo has caido Oscar, que bajo has caido.

Silencio.
En efecto, Oscar no tiene los cojones para enfrentarla como tampoco los tuvo cuando hace un año Teresa vino a decirle que estaba embarazada y queria tenerle. Tenerle a el y al crio. Oscar se quedo helado y le hizo creer a Teresa que no era un buen momento. Vaya que es un buen negociante que Teresa se hubo partido del alma para que le arrancaran del cuerpo lo que ya le sobraba a ellos como pareja pero que ella extrañaria como hijo.
Asi es el. Un cojonudo, es una mierda de gente. Pero asi lo he venido queriendo porque, pues porque soy una tia que se pone a discutirle a medio mundo si es que el destino es un hijo de puta como para que se parezca tanto a Edward. Lo es. Oscar se parece a mi Edward de una manera en la que no pude siquiera imaginar. Es gracioso que un españolete se parezca a un gringo. Pero asi es. Y entonces yo me le he metido hasta debajo de las uñas y le he hecho creer que soy mejor que Teresa.
Aunque todos sabemos que no es asi.

Sigue el silencio.
Pensaba en salir cuando oi que se rompio algo. Hubo forcejeos y entonces el por fin acepto: Si, coño Teresa, si tengo una amante.

Ella se tiro a llorar.
El no dijo nada.
Yo quise salir, pero no me atrevi.

Y ese, fue justamente el final del triangulo.
Pero ¿Realmente lo era?

...
El final, es el principio.
El principio, quedó lejos de donde estoy ahora...